Sofía Loren hoy cumple 80 años. Se podrá decir que hoy en día 80 años los cumple cualquiera. Pero no que los cumple como ella, que nació linda y sigue linda y “ pensando todas las mañanas en cosas nuevas para salir adelante”.
Su receta es el entusiasmo. Dice: “En la vida siempre hace falta algo. Por eso uno siempre ve hacia el futuro. Uno siempre está viviendo hacia adelante y ésa es la maravilla de la vida”.
La Loren no sobreactuó ni en su oficio ni en su vida. Sigue siendo la que fue.
La mujer en que se ha convertido no se alejó de la que era. La de entonces es ella todavía. Otras han dejado de serlo.
Vean, si no, en esta edición su foto: con los brazos abiertos como invitando a un abrazo y la sonrisa no desfigurada por el bótox de las que pretenden mantener el espejismo de la juventud y pierden las arrugas y también los gestos. Sus ojos son más chicos pero igual de intensos. La mujer que fue sigue en su manera de mirar. También sigue en su cuerpo.
Sofía sigue brillando con la luz de su belleza. “ La belleza es cómo se siente una por dentro ”, dice. Algo así también dice Jeanne Moreau: “La belleza es una cuestión del alma y no de la edad”. Moreau tiene 86 y es un muestrario de arrugas: la vejez es un escenario en el que no ha temido verse. Sofía es una reivindicación de la cirugía estética. No se sabe cuántas lleva pero lleva las necesarias: está perfectamente reconocible. Hay algo en lo que coinciden las dos: no hay mejor cirugía estética que pensar en lo que uno hará de ahora en más.
A los 84, Clint Eastwood, otra gloria, sigue tan activo o más activo que nunca. Le acaba de confesar a El País, de Madrid: “Mi secreto es mantenerme ocupado.
Nunca dejo que el viejo entre en casa”.
Levanta una valla para la ancianidad. Le bloquea la entrada a su vida.
La madurez enriqueció su mirada y le agregó afecto y emociones al menú. Está más frágil pero menos superfluo y más esencial: “Si uno deja de vivir mirando hacia adelante, no hay otra cosa que echar la vista atrás y eso es caer en la nostalgia”.
La vida es lo por venir, no lo que fue. Lo que fue, lo que ocurrió, naturalmente existe pero lo que nos hace vivir y querer la vida es el futuro y el futuro se construye con proyectos. El filósofo Mario Bunge que tiene 95 años y acaba de publicar una inmensa autobiografía, meditó sobre lo que viene con Nora Bär, de La Nación: “Le dije a mi hijo que no sabía si emprender un nuevo proyecto porque no estaba seguro de poder terminarlo. Entonces él me dijo: “No, papá, al contrario. Te va ayudar a vivir”. Y tenía toda la razón”.
El tiempo ha pasado por Loren, Moreau, Eastwood y Bunge.
Por sus cuerpos, no por sus cabezas.
Cuando alguien queda anclado en el pasado, la vida termina aunque no haya terminado físicamente. Si sólo se mira el pasado es porque ya no hay nada más que hacer. Video Relacionado de Youtube
Su receta es el entusiasmo. Dice: “En la vida siempre hace falta algo. Por eso uno siempre ve hacia el futuro. Uno siempre está viviendo hacia adelante y ésa es la maravilla de la vida”.
La Loren no sobreactuó ni en su oficio ni en su vida. Sigue siendo la que fue.
La mujer en que se ha convertido no se alejó de la que era. La de entonces es ella todavía. Otras han dejado de serlo.
Vean, si no, en esta edición su foto: con los brazos abiertos como invitando a un abrazo y la sonrisa no desfigurada por el bótox de las que pretenden mantener el espejismo de la juventud y pierden las arrugas y también los gestos. Sus ojos son más chicos pero igual de intensos. La mujer que fue sigue en su manera de mirar. También sigue en su cuerpo.
Sofía sigue brillando con la luz de su belleza. “ La belleza es cómo se siente una por dentro ”, dice. Algo así también dice Jeanne Moreau: “La belleza es una cuestión del alma y no de la edad”. Moreau tiene 86 y es un muestrario de arrugas: la vejez es un escenario en el que no ha temido verse. Sofía es una reivindicación de la cirugía estética. No se sabe cuántas lleva pero lleva las necesarias: está perfectamente reconocible. Hay algo en lo que coinciden las dos: no hay mejor cirugía estética que pensar en lo que uno hará de ahora en más.
A los 84, Clint Eastwood, otra gloria, sigue tan activo o más activo que nunca. Le acaba de confesar a El País, de Madrid: “Mi secreto es mantenerme ocupado.
Nunca dejo que el viejo entre en casa”.
Levanta una valla para la ancianidad. Le bloquea la entrada a su vida.
La madurez enriqueció su mirada y le agregó afecto y emociones al menú. Está más frágil pero menos superfluo y más esencial: “Si uno deja de vivir mirando hacia adelante, no hay otra cosa que echar la vista atrás y eso es caer en la nostalgia”.
La vida es lo por venir, no lo que fue. Lo que fue, lo que ocurrió, naturalmente existe pero lo que nos hace vivir y querer la vida es el futuro y el futuro se construye con proyectos. El filósofo Mario Bunge que tiene 95 años y acaba de publicar una inmensa autobiografía, meditó sobre lo que viene con Nora Bär, de La Nación: “Le dije a mi hijo que no sabía si emprender un nuevo proyecto porque no estaba seguro de poder terminarlo. Entonces él me dijo: “No, papá, al contrario. Te va ayudar a vivir”. Y tenía toda la razón”.
El tiempo ha pasado por Loren, Moreau, Eastwood y Bunge.
Por sus cuerpos, no por sus cabezas.
Cuando alguien queda anclado en el pasado, la vida termina aunque no haya terminado físicamente. Si sólo se mira el pasado es porque ya no hay nada más que hacer. Video Relacionado de Youtube