La nave de Viva Colombia cubría la ruta Bogotá-Medellín. “Había niños llorando, la gente no sabía qué hacer", narró pasajero
A él siempre le había gustado viajar en avión. Lo disfrutaba desde pequeño. "Me en-can-ta", afirma. Esta vez tenía un nuevo vuelo con destino a Medellín, su ciudad natal, como parte de un viaje ‘relámpago’. El despegue hacia Rionegro, en el vuelo 8023, era a las 6:58 p.m. de este miércoles. Sebastián pretendía volver el jueves en la noche a Bogotá, ciudad donde reside hace cuatro años.
Este publicista de 31 años quería atender unos asuntos familiares en la capital antioqueña y luego regresar a su trabajo en el Ministerio de Comercio. Sin embargo, este encuentro con las alturas no sería tan grato como los otros tantos que ha vivido.
El itinerario estaba a tiempo y las condiciones eran favorables para un despegue cumplido. Tras abordar el Airbus A320, Sebastián se ubicó en la fila 30 del costado izquierdo a la espera de la salida. El avión iba repleto. Los controladores aéreos dieron pista para que el piloto comenzara el despegue, pero al momento de levantar vuelo se escuchó una explosión en el lado derecho de la aeronave y un destello que asustó y desconcertó a los pasajeros.
Quienes estaban ubicados en el lado derecho aseguraban que lo que aparentemente había estallado era una turbina, de la cual salía fuego. Fueron momentos "muy tensos", según lo describe. La reacción era mirar hacia todos los lados, escuchar lo que decían de un lado, estar alerta a cualquier movimiento del avión. "Pensaba en los aviones perdidos de Asia", expresa.
“Había niños llorando, la gente no sabía qué hacer. Al principio, el piloto habló y dijo que habría podido ser una llanta que explotó, pero los de la derecha decían que era una turbina”, comenta Sebastián.
Sin saber qué iba a pasar y en medio de la angustia, los pasajeros vieron que la aeronave giraba hacia la derecha, al tiempo que sentían que volaban despacio y bajo. “Yo sentía que el avión perdía fuerza. No tenía la misma potencia”. El fuego del lado derecho ya había desaparecido, lo que, en medio de todo, ayudó a algunos a calmarse, pero aún preocupaba el aterrizaje, ante la supuesta pérdida de una rueda.
Sin embargo, la ansiedad seguía, pero nunca hubo desespero colectivo. La gente se tomaba de las manos mientras rezaban plegarias pidiendo salir a salvo de la emergencia. Luego de girar sobre la ciudad, el avión se dispuso a aterrizar, donde lo esperaban vehículos de bomberos y de atención de emergencias.
El aterrizaje fue suave. No hubo impacto fuerte. Al llegar a posición de evacuación, los bomberos revisaron las llantas para corroborar si era lo que había explotado, como inicialmente se había reportado, pero no vieron novedades. Minutos más tarde, de acuerdo con el comunicado de la aerolínea, se determinó que se trató de una falla en el motor derecho de la aeronave. "Los pilotos son entrenados cada 6 meses para este tipo de situaciones", agregó la comunicación.
“Gracias al piloto de VivaColombia estoy escribiendo esto”, tuiteó Sebastián al salir del avión y pasar el mayor susto de su vida.
Según cuenta, los 15 minutos que vivió este miércoles en el cielo bogotano no los quiere volver a experimentar. “Uno está en el aire y no sabe qué hacer. Ya le cogí miedo a montar en avión. Me en-can-ta-ba”.
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