Luego de que el MEF redujera su proyección del PBI para el 2015, hay factores que incidirían en que la cifra se acorte a 3,5%

 "Será difícil crecer 4% en el 2015%", por Santiago Dávila

 En una reciente exposición ante empresarios e inversionistas, el ministro de Economía, Alonso Segura, advirtió lo que muchos ya habían anticipado: el crecimiento del PBI en el 2015 estaría entre 4 y 4,8%, dejando atrás la expectativa de crecer 5%, que el propio MEF había proyectado para el 2015 meses antes. Como premio consuelo, el ministro ha dicho que con esta cifra nos alcanzaría para liderar el crecimiento de la región.

La caída de los precios del cobre y otros commodities, así como el inminente incremento de las tasas de interés de la Reserva Federal de Estados Unidos (FED), fueron los factores con los que el MEF ha justificado esta proyección a la baja. La receta del MEF para apuntalar el crecimiento no trae novedades: se impulsará el gasto público, con cargo a llevar el déficit hasta un 2% del PBI, se promoverán las asociaciones público-privadas cofinanciadas y se buscará “destrabar” la economia
Con un poco de suerte y si el clima no juega una mala pasada como en el año previo, la producción primaria se recuperará y también la inversión privada, lo que en conjunto abonará al crecimiento.  Eso es todo lo que hay.
Pero existen varios riesgos en el horizonte que podrían impedir siquiera llegar a un crecimiento de 4% y de hecho, ya hay algunas voces que sugieren que el crecimiento se situaría en un cifra más cercana a 3,5% en el 2015.
El primer riesgo es que nada de lo que el MEF sugiere para sostener el crecimiento que proyecta está directamente bajo su control. En primer lugar, el impulso fiscal, depende en gran medida de la ejecución de los pliegos presupuestarios, tanto del Gobierno Nacional como de los gobiernos regionales. No solo el Gobierno enfrenta problemas de ejecución de gasto, sino ahora, con gobiernos regionales recién electos, seguramente será incluso más difícil impulsar el gasto.
En segundo lugar, la promoción de asociaciones público-privadas, si bien van en la línea correcta, son inversiones que por su propia naturaleza no implicarán desembolsos de dinero en el corto plazo. Finalmente, las medidas para destrabar la economía, una vez más, no dependen directamente del MEF, sino que caen dentro del enmarañado sistema de gestión pública que padecemos y es poco lo que efectivamente el MEF puede lograr al respecto.

Pero no todo tiene por qué ser así, al menos con relación a la velocidad y efectividad del gasto público. Hoy casi todas las dependencias públicas terminan ejecutando su presupuesto de inversión en el último trimestre del año. ¿Por qué? ¿Qué estuvieron haciendo en los primeros tres trimestres del año? La reforma del aparato estatal es crucial en este contexto y debería empezar por un cambio inmediato en la forma en que las entidades planifican y ejecutan el presupuesto, condicionando la permanencia de los titulares de las entidades públicas al cumplimiento de dos objetivos concretos: la simplificación efectiva de los trámites de su sector y la efectiva ejecución de su presupuesto.

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